martes, 8 de febrero de 2011

El Puente Carretera (por Martín Gálvez)

El Puente Carretera (serie El principio del Fin), por Martín Gálvez (*).

Todo estaba oscuro, había que levantarse temprano, las calles aún no estaban puestas,... Un vaso de café con leche y una tostada con manteca. Había que correr hasta el Punto donde esperaba una “camioneta”, de verde gastado, de Casal, que nos llevaría a las hoy “olvidadas Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia”.

A la mitad del camino nos esperaba el Puente Carretera, estrecho, con entradas y salidas ciegas, y en el que el autobús tenía que entrar tocando el claxon y atravesado para no tener la más mínima posibilidad de no tener roces ni colapso.

Pero aquel día el colapso ya se había producido. Urtain, el forzudo conductor de la camioneta, se armó de valor y salió para dirigir tanto a los turismos como al enfadadísimo conductor del camión que se atrancó. Poco a poco, todo se fue despejando. Volvió a montarse, ante la atenta mirada de decenas de ojos y vítores de los estudiantes. Apenas cuando reanudábamos la marcha, la Gilda, locomotora exuberante donde las haya, atravesaba el Puente con su contoneo; venía cansada del trayecto diario a lo largo del cauce del río Tinto.

Sacamos las cabezas, (antes las ventanillas de los autobuses podían abrirse), aunque lo teníamos prohibido, para ver el espectáculo: el humo inundó con violencia toda la escena, y para cuando salíamos del Puente Carretera,… ¡Volvió a suceder!, había hecho la maniobra preceptiva para entrar en Cocheras, allí le esperaba un merecido descanso; otra vez el humo apareció incrustándose por todos las rendijas de la camioneta, … Y ya después volvierían más escenas como ésta, pero aquella fue la primera vez, la más lenta,… la más mágica.

Hoy el Puente Carretera puede verse allí, a lo lejos, lleno de matojos que ensucian su forma altiva,… Y ¡solo!, sin tener que soportar idas ni venidas,… ni las caricias del vapor de las locomotoras en su interior-,… el semáforo, siempre de intermitente ámbar, -no lo recuerdo de ningún otro color-, a la izquierda,... Desapareció ciego, apenado, como recordando días mejores. Y, al lado, un cartel oxidado rezaba "SILBAR",… silbar, que la Gilda ha vuelto a su hogar.

Martín Gálvez
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(*) La serie El principio del fin contiene fotografías, diapositivas, óleos y plumillas, como la de este post. El mismo Martín Gálvez nos explica la serie: "Aunque viajero, siempre estaba atento a lo que pasaba por mi tierra. Le dije a mi padre cuando la explotación llegue a la Mina pueblo, llámame porque ya nada será igual: la sobreexplotación va ha hacer mella y todo cambiará,... él, (mi padre) me llamó y estuve seis meses trabajando incansablemente todos los días, incluso sábados y domingos, para dar testimonio (mi testimonio) de la época de los cambios, cuando todavía quedaban vestigios, (destrozados), de una época dorada,... era el principio de los años ochenta".

4 comentarios:

Jose Luis dijo...

Amigo Galvez segun leo tu escrito, parece que estoy montado en esa camioneta de Casal y oliendo el humo de la vieja locomotora Gilda.
Me alegro que estes aqui en La Factoria para recordar viejos tiempos de nuestra niñez.
Saludos y abrazos

Abel Gomez Martin dijo...

Hola amigos,este articulo me hace volver atras en mis recuerdos,y poner en pie una pequeña historia,que aunque creo que no tienen mucha importancia,pero que me lleva a unos momentos de mi infancia que siempre recordare y que aunque sea un topico me hacen pensar que "yo estube alli".
Pues bien tengo un tio (Francisco Gomez Romero)que a principio de los setenta era conductor de Casal en la linea Nerva-Aracena en la que estubo hasta que un dia al regresar de Aracena a Nerva(el vivia por aquellos entonces en Nerva)sufrio un aparatoso accidente que lo aparto del trabajo para siempre.Una oscura noche cuando regresaba de Aracena con su seiscientos,por la tortuosa carretera que habia por aquel tiempo, a la altura del muro del envalse de Campofrio, se salio y fue a parar a la misma base del muro quedando con una pierna rota por varios sitios y bastante maltrecho,como era conocedor de la zona busco los tubos que salen de la presa y por ellos se arrastro como pudo durate toda la noche hasta que con la luz del dia consiguio llegar a la carretrera.
En fin amigos esta es mi pequeña contribucion a este blog.Espero que os guste ,y aunque es un poco mas tarde en el tiempo creo que puede ser un poquito interesante.
Saludos a todos.Abel Gomez Martin
Jabugo

Paco Alcázar dijo...

Parece que voy yo también montado en aquella "camioneta", con Antonio "El Urtain", Pepe Fernandez, Melchor, Aniceto, Sacramento, Martin... y otros muchos conductores de Casal o Damas, en el puente siempre que habia que hacer maniobras los "Chofer" dependiendo de como las hacian eran aplaudidos o... se escuchaba algun "huyyyyyy como nos hemos escapao" o alguna otra lindeza, algunos se mosqueaban, pero la mayoria reia y pasaban de decir algo, hay que reconocer que estos conductores eran verdaderos profesionales, solo hay que ir a ver el puente y el callejón de Almacen Mina o recordar la famosa custa de la Mina hoy ya desaparecida, vaya un recuerdo a todos estos profesionales que nos llevaron infinidad de veces con mamos seguras,

Martín Gálvez dijo...

ESO ES LO QUE PRETENDEMOS MARY CARMEN Y YO QUE VUELVAN LOS RECUERDOS DE DANTA, DE ABEL, DE SU PAPÁ DE LA ALCAZAR, QUE NO CAIGAN EN EL OLVIDO, QUE SON IGUAL O MEJOR DE VÁLIDOS QUE LOS QUE AQUI SUBIMOS. MUCHAS GRACIAS