jueves, 16 de junio de 2011

Cuenca Minera de Riotinto: Félix Lunar y la era del Imperio (II).- Por J.M. Torres Ayala

Tras la aproximación histórica de la llamada 'Era del Imperio' en la primera parte, el joven periodista nervense, José Manuel Torres Ayala, se centra ahora en la figura de uno de los líderes revolucionarios de nuestra comarca minera: Felix Lúnar.

SEGUNDA PARTE: LA FIGURA DE FÉLIX LUNAR

Félix Lunar. Foto: Fudepa.org


Félix Lunar era conocido como "el Quijote minero de Riotinto". Sin duda alguna, fue un líder carismático que reunía todos los requisitos para serlo: trabajaba en la mina, natural de Aroche (pueblo de la sierra), fundamentalista, firme en sus convicciones, seguro, resuelto y con un elevado sentido de la solidaridad.

Sin embargo, su liderazgo fue eclipsado en un principio por Eladio Fernández Egocheaga, quien, pese a no ser minero ni de la zona, despertó muchas simpatías por su actividad sindical y sus conmovedoras intervenciones públicas; Lunar tenía el don de la oratoria, pero se sentía más cómodo tras la imprenta.

La vida de Félix Lunar fue turbulenta: su infancia la pasó en Aroche, su madurez en la Cuenca Minera de Riotinto; posteriormente permanecería exiliado en EEUU. De esta manera, en 1956, a los 78 años, Lunar publicó sus memorias en México bajp el título A cielo abierto. La autobiografía de Lunar fue una de tantas publicadas en Europa por esta fecha: escritas por proletarios de mayor inteligencia, conciencia de clase y dominio de la palabra impresa.

A cielo abierto, 1956. Foto: Fudepa.org

Lunar tuvo unos comienzos muy humildes. Tal vez por eso entendió la vida como una auto- superación: no sólo quiso ser un buen sindicalista o un periodista mordaz, sino que también aspiraba a una em ancipación personal y colectiva. Un claro ejemplo de ello es lo que pensaba Lunar, un gran auto-perfeccionista, acerca de la forma que tenían de divertirse e instruirse los obreros de las minas de Riotinto en la taberna. Para él, quien un gran anti-alcoholicismo, la taberna era el símbolo de la perdición de la causa proletaria, al igual que el PSOE (porque decían que era un instrumento de la burguesía para que el proletar iado se olvidara de sus problemas, se evadieran y no pensaran en los problemas que se vivían en las minas).

Sin embargo, Lunar no pudo asistir a la escuela, por lo que fue autodidacta. Durante su infancia, en Aroche, los romances de ciego se convirtieron en unas improvisados libros de texto que le instruyeron, hasta el punto de que era capaz de recitarlos de memoria. A veces los leía para las mujeres de la calle mientras que hacías sus labores.

Asimismo, el joven Félix leía literatura de cordel, considerado un género menor por su poca extensión y calidad (de papel y tipográfica). De aquí adquirió señas de identidad de lo que a posteriori fue su estilo periodístico: una gran inspiración satírica y burlesca, además de sus referencias a los grandes problemas de actualidad, su formación ideológica y su toma de conciencia proletaria. También leyó literatura barata de mala calidad, publicada probablemente en prensa y por entregas; las leyó tanto en solitario, como en grupo y en voz alta. Él mismo cuenta en sus memorias que los libros que construía con la recopilación de este tipo de relatos los utilizaba para leérselos a su padre en voz alta.


Aroche a principios del siglo XX. Foto: Fudepa.org


Todavía en Aroche Lunar mostró una gran afición por el periodismo. Desafió a las rígidas estructuras clásicas con un acto impropio del proletariado: suscribirse a El correo de Andalucía, diario católico que tiraba unos 10.000 ejemplares al día.

Pronto estas páginas no fueron suficientes para saciar su sed periodística y desafío de nuevo a la sociedad de clases. Entró en un lugar del pueblo vetado para los campesinos: el casino republicano, un lugar para la pequeña burguesía donde había bastantes periódicos.

De esta manera, entabló amistades con importantes miembros de la masonería local y fundó la sociedad obrera “El Alba”: un centro de instrucción y debate, mediante la utilización de periódicos, revistas y publicaciones científicas. La sociedad no tenía ideología política, aunque se acercaba bastante al anarquismo. Los fines de semana, el local sede de "El Alba" se abarrotaba, y fue allí donde Lunar empezó a forjar su figura de líder.

Con todo, Lunar era ya un experto en periodismo, pese a vivir muy alejado de Madrid. En su conciencia se juntaban ya ideas de anarquismo jornalero, republicanismo y anticlericalismo masón. Sin embargo, los fines que movían a Lunar en principio no eran políticos, sino sociales y contemplaba como medio para conseguirlos la violencia.

Comité de Huelga de 1913: Martín Moreno, Antonio Vázquez, Félix Lunar, Eladio Fernández Egocheaga y Rafael Ramos. Foto: Fudepa.org

Lunar partió de Aroche y se estableció en Nerva desde los 29 años hasta los 42. Era el primer líder sindical que se establecía allí desde la marcha de Maximiliano Tornet por la sangrienta protesta de 1888. En Nerva, Lunar, desarrolló una importante labor sindical y periodística.

Enseguida comenzó a trabajar en la mina, en los últimos meses de 1907. Lunar encabezó junto con el médico y presidente del centro republicano de Zalamea, Miguel Tatay, el primer grupo de presión de la zona. A este proyecto también se unió el nervense Manuel Navarro, propietario arruinado por los humos tóxicos, ex empleado de la Compañía y tabernero en Nerva. Navarro, también periodista, había editado de forma clandestina en Huelva el periódico La Marsellesa.

El proyecto de prensa contra la Compañía falló, auqnue realmente el trío Lunar, Tatay y Navarro no pretendía organizar una sociedad de resistencia a la Compañía, sino organizar una doble labor informativa: criticar la situación de explotación colonial sostenida en Riotinto y también ganarse el favor de la opinión pública española.

Expediente personal de Félix Lunar en el Archivo de la Fundación Riotinto. Foto: Fudepa.org




La prensa nacional se había olvidado de la situación de las minas de Riotinto y el movimiento obrero no se acordaba de la zona minera de la provincia de Huelva. Entonces Lunar se acordó de dos periódicos que había leído en su juventud en Aroche: El Motín y Las Dominicales de Madrid. Con ellos pretendía cambiar la situación de olvido con respecto al problema minero:

El Motín era un semanario satírico editado por José Nakens entre 1881 y 1926. Fue la publicación anticlerical por antonomasia de la prensa española.

Las Dominicales del Librepensamiento era el órgano de la Federación Internacional de Librepensadores de España, Portugal y América. Se publicó intermitentemente entre 1883 y 1911. Fue obra de Federico Lozano, conocido como Demófilo. Hasta 1910 ambos periódicos tuvieron una gran aceptación entre los lectores obreros de prensa, entre ellos los obreros de Riotinto.

Galería interior cerca de la explotación a cielo abierto (1878). Foto: Paco Labrador






Lunar enviaba a ambos colaboraciones, en las cuales destilaba una mezcla de anarquía, republicanismo y anticlericalismo. Al mismo tiempo reclamaban una mayor unión de los obreros de las minas al modo que planteaba la Unión General de Trabajadores.

En uno de los artículos Lunar habló del hostigamiento que sufrían los republicanos de la zona por parte de las autoridades religiosas. Concretamente, Lunar comentaba lo que le sucedió una vez en el casino republicano de Zalamea la Real, cuando intentaba charlar con Tatay: un grupo de chicos ,enviados por el párroco del pueblo, les instigó con cánticos religiosos haciendo más difícil la comunicación entre ellos. La adversidad se prolongó durante 15 minutos, en los que los dos republicanos se sintieron provocados. Gracias a este peculiar hecho, se propiciaría el estreno como periodista de Félix Lunar.

Con este acto aparentemente normal, Lunar rompió dos barreras. La primera de ellas, personal.: pasó de ser un lector voraz a ser un escritor mordaz.; y la segunda, se había conseguido romper el clásico aislamiento sufrido por los pueblos de la Cuenca Minera. De esta forma Lunar consiguió llamar la atención de los republicanos de Madrid sobre la situación que se vivía en la zona y sobre las posibilidades políticas que ésta ofrecía.

De esta manera la situación de Riotinto se extrapoló a toda España. Tanto es así que antes de que terminase 1909, el periódico republicano valenciano El Radical, envió a uno de sus periodistas, José Rodríguez de la Peña, para que cubriera los acontecimientos de la Cuenca Minera de Riotinto. Este periódico contó con una vida efímera, de 1903 a 1910. y su distribución se congregaba en el levante español. Rodríguez de la Peña no sólo desarrolló una labor periodística, sino que también trató de captar adeptos para su partido político.

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Referencias bibliográficas:

Lunar, F.: A cielo abierto. De Riotinto a Norteamerica.

Sancha Soria, F: "Félix Lunar, entre la Sierra de Aroche y la Cuenca Minera de Riotinto", Aestuaria: revista de investigación, ISSN 1133-2646, Nº. 8, 2002 , págs. 191-218

Entrevista con Francisco Baena, profesor de Historia del Periodismo Universal en la Universidad de Sevilla y Experto en el movimiento obrero en la Cuenca Minera. Alguno de sus artículos:
Castro de Isidro, F.: "Entre cobre y oro. Radicales y socialistas en la Huelga General de Riotinto"

Pérez López, Juan Manuel: "La huelga de 1913 de Río Tinto, como paradigma de acción colectiva desde los órganos de represión obrera".


Avery, D: Nunca en el cumpleaños de la Reina Victoria. Historia de las Minas de Riotinto. Diputación de Huelva. Reedición 2009.

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