lunes, 10 de diciembre de 2012

Antonio Vázquez Jiménez: un enamorado de las aguas rojas del Tinto, la Cuenca Minera y sus raíces

Presentación del libro en el Museo

El pasado 15 de noviembre, el nervense Antonio Vázquez presentó su libro El río Tinto, paisaje protegido. Diez rutas para conocerlo (Ediciones Consulcom, 2012) en su Nerva natal.  Como bien explicó el autor en la presentación, el libro nace como un proyecto personal y fruto de las visitas cada vez más frecuentes a su tierra en las que va  reuniendo una amplia documentación de rutas, caminos y también de fotografías de todos los lugares y rincones de la comarca  recientemente declarada como zona patrimonial protegida. Y es que como amante de la fotografía desde siempre en las visitas a Nerva, a recorrer, documentar y fotografiar las instalaciones mineras y sobre todo el Río Tinto del que confiesa sentirse realmente enamorado: "soy de una generación de pocas fotos de juventud: ninguno teníamos cámara, en aquellos tiempos recurríamos a Díaz "el fotógrafo" en las celebraciones para hacernos alguna foto"- recuerda. 
De carácter sencillo, inquieto y emprendedor, Antonio Vázquez Jiménez (Nerva, 1942) emigrar a Madrid muy joven, donde durante 20 años presta sus servicios como jefe de Mantenimiento y Producción en una multinacional del ramo de bebidas carbónicas. En 1986 se independiza creando una empresa de automatización, realizando proyectos por todo el mundo. Precisamente, este 2012 en su Nerva natal se le ha reconocido el amor y la dedicación que tiene a su tierra con el galardón Emigrante del Año 2012.
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Aquí en La Factoría hemos tenido el honor de hablar con Antonio Vázquez Jiménez sobre su su libro El río Tinto: paisaje protegido. Diez Rutas para conocerlo, su amor a su tierra y sus raíces y su visión personal sobre la Cuenca Minera.
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Carmen Alcázar: Para los que no te conozcan, cuéntanos ¿quién es Antonio Vázquez Jiménez
Antonio Vázquez Jiménez: Soy  es un joven de 70 años que disfruta de su familia y que, tras jubilarse después de toda una vida de intensa actividad laboral y empresarial, continúa en activo dedicándose ahora a proyectos personales que le llenan plenamente. Cada dos meses, cuando mis obligaciones de abuelo me lo permiten, me desplazo a esta mi querida tierra para pasar unos días recorriendo el río Tinto o el Odiel o, como vengo haciendo hace un tiempo, sus numerosas minas, documentándolas para darle forma al proyecto que hoy me ocupa. Y, por supuesto, sin dejar de disfrutar de los amigos de siempre.

Antonio Vázquez, de ruta 
C.A.: Nervense de pura cepa, tuviste que emigrar como tantos otros, pero ¿qué recuerdos y anécdotas guardas de tu época en Nerva?
A.V.J.: No me fui buscando un trabajo, ya lo tenía y, bueno, tampoco buscando amigos pues tenía los mejores; me sacrifiqué dejándolo todo atrás sólo por perseguir la ilusión de independizarme y crear algo importante. Para ello, lo primero era formarme, los tiempos en que me tocó vivir generalmente no se lo permitían a los hijos de los trabajadores. Recuerdos, los mejores: una familia maravillosa y una reunión de amigos y amigas estupenda (con los cuales seguimos manteniendo esa amistad, a pesar de la distancia. Tanto, que ahora nos reunimos en Nerva cada 23 de agosto). Tenía el mejor pueblo, mi querida calle Colón, llena de recuerdos de mi infancia, y también esa esencia minera que nunca me ha abandonado.
Esos sábados por la noche que nos juntábamos los amigos, poníamos cada uno lo que podíamos y cogíamos camino de Naya o de la Dehesa o de Riotinto o del pueblo del entorno donde había un baile. Aquellos fines de año inolvidables. Esas fiestas de San Bartolomé y sus mediodías con todos los bares llenos de reuniones. Los pirulitos. O los bailes con el tocadiscos de Florentino en casa de algún amigo o amiga... El paseo lleno a rebosar de chicos y chicas, con esos puestos de pipas, de palmitos, uvas palmas, palodú de palo y ese heladero de la esquina de las cuatro puertas. Las reuniones en mi puerta en los veranos con tantos amigos ya desaparecidos, como Manolo el Chófer, que no paraba de contar chistes, esas veladas en tantos portales de la calle y el paso del personal para el cine de verano… cuántas cosas se han perdido. Qué tiempos tan duros los de la niñez pero qué felices también…Recuerdo que un domingo estaba en el paseo con mi hermana y se me antojó una galleta rellena en uno de los puestecitos. Después de haberla mordido, resultó que valía tres perras chicas y yo sólo tenía una perra gorda. Entonces, la señora me quitó la galleta de la mano y me dijo: "trae la galleta que no tienes bastante, me quedo con la perra gorda por el bocado que le has dado". Yo me quedé desconsolado y sin la galleta.
"Siempre hay que tener un proyecto abierto en tu vida, no puedo pensar en levantarme una mañana y no saber qué hacer, es fundamental tener algo por lo que luchar cada día. Se tenga la edad que se tenga, nunca se debe tirar la toalla y decir que ya lo tienes todo hecho. A los que les sucede eso, envejecen mentalmente sin darse cuenta".

C.A.: En relación a tu carácter inquieto y emprendedor,  y luchador como buen nervense y minero. ¿Crees que a la sociedad de Nerva y la Cuenca, históricamente luchadora por antonomasia, peca actualmente de tener ese carácter adormecido?
A.V.J.: Pues, sinceramente, no sé si ya es el conformismo o la resignación de que no se puede hacer otra cosa, pero quizás no se luche lo suficiente, no lo sé. Hay cosas que no tienen una explicación racional, no se han cumplido por partes de la autoridades muchas promesas realizadas en tiempos de bonanza. La N-435 es una vergüenza, ya hace muchos años que tenía que haberse desdoblado, a la cuenca minera le faltan infraestructuras primarias para atraer inversores que creen trabajo. Se han construido en España autovías, AVES, aeropuertos… En ocasiones sólo por política e intereses algunas veces inconfesables. Quizás falten emprendedores con ideas nuevas que inyecten esperanza al capítulo interminable de la apertura de la mina.

C.A.: Claro, eran tiempos, cuanto menos difíciles. Pero si leemos la referencia biográfica del libro y el comentario de tu hija, la primera palabra que desprende de ti es emprendedor. Ahora son también tiempos complicados, cuéntanos cuál fue la receta de tu éxito y cómo consigues mantener ese carácter inquieto al paso de los años...
A.V.J.: Creo que lo principal en la vida es proponerse hacer algo, tener fe ciega en ello y, sobre todo, luchar por conseguirlo, sin despreciar el tener algo de suerte, por supuesto. Por encima de todo, ser optimista, conseguir ver que aunque todo sea muy difícil, siempre hay alguna parte positiva, aunque sea muy pequeña; a esa es a la que hay que agarrarse. Siempre hay que tener un proyecto abierto en tu vida, no puedo pensar en levantarme una mañana y no saber qué hacer, es fundamental tener algo por lo que luchar cada día. Se tenga la edad que se tenga, nunca se debe tirar la toalla y decir que ya lo tienes todo hecho. A los que les sucede eso, envejecen mentalmente sin darse cuenta.
El autor y su presentadora

C.A.: Y  presentas este primer libro, - no podía ser de otra manera-  en tu tierra, en Nerva,…
A.V.J.: Qué mejor sitio…al menos para mí no lo hay y, si encima tengo la suerte de ser presentado por una fantástica periodista que lleva a Nerva como su bandera…dime si se puede pedir más…
"Desde que comencé a interesarme por el río Tinto, encontré a muchos aficionados a la fotografía y al senderismo que hablaban de él como si fuera algo propio pero al profundizar me daba cuenta de que, en realidad, el río Tinto era un gran desconocido"
C.A.: Hablas en el libro de los cambios que se han producido en la zona tras la marcha de los ingleses y el cierre de la mina. ¿Qué cambios son los que más te chocan cuando vuelves al día a día de la comarca?
A.V.J.: Me marché en 1962, cuando Nerva era un oasis en Andalucía. El pueblo tenía 16.000 habitantes y prácticamente, de forma directa o indirecta, todos dependíamos de la mina… pero comenzaron a cerrar departamentos, coincidiendo con que el Polo de desarrollo de Huelva tenía que triunfar, y comenzaron los traslados y las corrientes de emigración interior y exterior que se llevaron a toda una juventud a buscar mejores medios de vida. Cada año que regresaba a Nerva encontraba más cambios, todos para empeorar la situación. Un año ya no pude bajar como siempre me gustaba por la cuesta del Alto de la Mesa a la Mina por la desaparición de esta tragada por la explotación minera. Luego, le tocó a la carretera, de pronto me encontré una trinchera que partía de la curva del dique de la Central y que bajaba recta al cruce de Nerva, ahí perdimos el contacto con nuestro puente carretera de siempre…cada año más abandono de instalaciones, sin ningún cuidado, todo pasto de chatarreros, y así continúa sucediendo hasta el día de hoy, que intentamos plasmar en fotos lo poco que queda antes de que desaparezca definitivamente.

C.A.: Sólo con un simple vistazo se denota que detrás hay una importante labor de documentación no sólo bibliográfica y de testimonios sino fotográfica de las épocas y actuales. Cuéntanos, ¿cuáles han sido las principales fuentes?
A.V.J.: Como se puede ver en la sección de “Bibliografía”, las fuentes consultadas han sido muchas. El aporte de fotos antiguas sobre el capítulo del ferrocarril ha tenido distintas procedencias, algunas del Archivo del Museo Minero de Minas de Río Tinto, otras de cesiones de particulares, otras de fondos encontrados en internet… Las fotos en color las fui realizando a lo largo de años de visita al río Tinto. Los planos, los dibujé en Photoshop utilizando como base las foto aéreas de Google Earth.
La labor de documentar las rutas se ha ido produciendo sola. Conforme iba completando las referencias de un recorrido con datos de procedencia, carreteras, distancias, objetivo, sumado a la realización práctica de ésta y a la revisión de los datos finales, daban como resultado la información de la ruta.

C.A.: Para El río Tinto, paisaje protegido has elegido digamos una estructura o presentación a modo de guía útil para conocerlo, ¿por qué?
A.Vázquez, orgulloso con su libro
A.V.J.: Desde que comencé a interesarme por el río Tinto, encontré a muchos aficionados a la fotografía y al senderismo que hablaban de él como si fuera algo propio pero al profundizar me daba cuenta de que, en realidad, el río Tinto era un gran desconocido. También encontré algunos libros de fotografías esplendidas del río pero que no contaban dónde estaban hechas. Además, la mayor parte de las imágenes correspondían a dos o tres zonas del río nada más.
Todo esto me animó, cuando me plantee hacer el libro, a que fuese ameno y consultivo, que enseñase cada rincón del río a lo largo de todo su recorrido y que, mostrando las rutas que yo había ido buscando, les permitiese a todos los que desearan recorrerlo el hacerlo fácilmente.


"Quizá me haya faltado incluir el deseo de que se cree una vía verde hasta Huelva que enlace con la ya existente desde San Juan del Puerto hasta la misma Minas de Río Tinto"
C.A.: Quizás en este sentido haya que hablar del valor para el turismo y la promoción de la comarca que nos presenta tu libro. Cerrada la mina puede que la promoción y el turismo de estas zonas únicas en el mundo nos saque del hoyo: el turismo;  ¿qué opinión te merece esto y en este sentido, qué crees tú que aporta tu obra?
A.V.J.: Como se puede ver en el índice del libro, he procurado que, a la vez que mostraba el río desde su nacimiento, también lo hiciera con el entorno minero. Creo es una zona de gran interés y con un enorme potencial turístico, sólo hace falta que la gente pueda descubrirlo; espero y deseo que mi libro pueda resultar de ayuda en este sentido.
Quizá me haya faltado incluir el deseo de que se cree una vía verde hasta Huelva que enlace con la ya existente desde San Juan del Puerto hasta la misma Minas de Río Tinto, como se puede ver en el trabajo sobre este tema que publiqué en la revista Nervae de 2011.

C.A.: El río Tinto. Dice el amigo Real Valdés en tu libro que “sufres” de enamoramiento del río Tinto, pero, cuéntanos qué significa para ti el río...
A.V.J.: Desde que en la infancia jugábamos a la pelota el aquel llano detrás del campo de fútbol y teníamos que bajar muchas veces a recogerla en “aquel arroyo de agua agria” a los paseos con amigos y amigas por aquella pista de tierra que partía de la Fuente Tomé y que nos llevaba al muro del dique y, cómo no, a todos los trabajadores que diariamente lo cruzaban, hasta que se perdía entre pinares en los recodos de las balsas. Hasta aquí lo conocíamos todos pero era todo un misterio su continuidad hasta el Atlántico.
Tuvieron que pasar muchos años para que esa atracción por sus colores y por lo desconocido, por lo que guardaba, dejara de ser misterio y se convirtiera en realidad, que en las largas conversaciones con Pedro, él persona docta e inteligente como pocos, detectara en mi ese apasionamiento que pongo siempre en las cosas que me interesan.

Vázquez Jiménez en una de sus rutas
C.A.: Desde luego, no eres el único “enfermo” de este mal: pintores, fotógrafos, poetas, novelistas… etc. ¿Qué tiene el río y esta tierra para enamorar y enganchar a tantos ojos, de artistas y estudiosos incluidos?
A.V. J. Es muy sencillo, pienso que tenemos algo único que hay que proteger. Creo que cuando
paseas por sus orillas, cualquier detalle como una piedra a medio sumergir, los colores que destellan con la luz, ese muro del molino roto por los años, los puentes, obras de la ingeniería inglesa…te dejan una profunda huella. Sus tonos cambiantes son de tal belleza que si no te los llevas en una foto, es difícil de transmitir a los demás…pero si están en tus pensamientos, cuando estás lejos deseas que pase el tiempo para poder regresar de nuevo.
"Si queremos tener preservado lo poco que nos queda del patrimonio industrial, los títulos tienen que venir acompañados de la correspondiente partida presupuestaria".
C.A.: Y siguiéndolo como bien afirmas, a orillas del río su compañero inseparable: el ferrocarril minero...
A.V. J. El ferrocarril, mejor dicho, el trazado (el que nos van dejando los chatarreros), forma una simbiosis perfecta con el río. El trazado le presta el camino para recorrerlo, también sus puentes y túneles y el río…El río permite que todo el que lo visite recuerde que hubo otros tiempos en que por esas vías circulaban los trenes cargados de minerales, mercancías y personas.

C.A.: Recientemente, la Junta ha declarado la Cuenca Minera de Riotinto- Nerva como zona patrimonial protegida. Pese a eso estamos demasiado acostumbrado a leer expolios, roboD y vandalismo, y sobre todo dejadez y más dejadez...
A.V.J.: Creo que no se le pueden poner puertas al campo, que hay que dedicar medios para proteger el patrimonio, que los chatarreros se cuelan por cualquier sitio y que si queremos tener preservado lo poco que nos queda del patrimonio industrial, los títulos tienen que venir acompañados de la correspondiente partida presupuestaria.

C.A.: Relacionado con esto, me parece muy interesante esa frase que pones en el prólogo en referencia a la marcha de los ingleses en la zona: “el río lo dejaron porque no les quedaba otra”. En este sentido puede que  igual es pasa a estos vándalos y chatarreros de los que hablamos. Pero, sin embargo, asistimos por ejemplo a vertidos contaminantes al río rojo.. Puede que así sí se lo terminen cargando...
A.V.J.: Yo he conocido las Minas de Río Tinto de los años cincuenta y sesenta y siempre me he preguntado…¿qué fue que toda la maquinaria del siglo XIX y XX, adónde fueron a parar los compresores arrancados por aquellos impresionantes motores síncronos, aquellas turbinas y grupos de la central eléctrica, aquellas conmutatrices, tantos equipos eléctricos y mecánicos de aquellos tiempos, verdaderas joyas de museo, aquellos convertidores de fundición? Había tantas cosas para guardar para la siguientes generaciones, cómo fue posible tanta irresponsabilidad de unos cuantos…cuántos se llenaron los bolsillos con los chatarreros…hasta Zaragoza llegaron las locomotoras. Respecto a los vertidos…las aguas residuales, por ejemplo, las de Nerva, aún vierten al río y tantas otras…Me decía un amigo estando un día en Berrocal que algunas veces hasta verde les llegaba el río…Con eso de que un pH 2 acaba con todo, ya están disculpados.

ANTONIO VÁZQUEZ, DE CERCA 

Una ruta... La de Madrid-Huelva porque es la que me lleva a las que me interesan.
Eres feliz con...La vida que he tenido, con la familia que he formado, con los amigos que he conservado, con los proyectos que he acometido en mi etapa libre de obligaciones laborales.
Un libro...tantos…para tantos momentos…La vuelta al mundo de un novelista, de Vicente Blasco Ibáñez, me trajo un mundo nuevo a mis trece años.
Dónde vivir...si fuese posible, en la tierra que me vio nacer…
Una frase...Como decíamos ayer…Tierno Galván de vuelta a la Universidad.
Nerva…Mi pueblo, mis raíces, mis amigos…
Un color...Azul del cielo reflejado en el Atlántico.
Un lugar...La corta Atalaya, cuidada y visitable.
Una película...El Padrino.
Río Tinto…El río pero también La Mina, El Alto de la Mesa El Valle…
Una canción...Las plegarias de los Romeros de la Puebla.
Una manía confesable...Me dicen que soy muy cabezón cuando me propongo algo.
Saca lo peor de ti...Soy y ejerzo de Leo.
Tu obsesión...Las cosas bien hechas.
Dónde morir...En mi casa, en paz, rodeado de los mios…
En la retina...Las cosas de mi tierra, las imágenes de otro tiempo y la limpieza en la mirada de Inés…


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