miércoles, 4 de enero de 2012

Historia de la Faja Pirítica Ibérica (V). Por Iván Carrasco

LA ETAPA DE ABANDONO

Tras el siglo II d.C las minas entraron en una decadencia progresiva, aunque esporádicamente han aparecido cerámicas y monedas que datan del siglo V d.C. Con la llegada de los visigodos a la península (405 d.C.), podría haberse ya abandonado la explotación industrial. Se desconoce si se mantuvo alguna actividad minera, ya que los datos disponibles de esa época son muy escasos.

Durante la dominación árabe parece que hubo actividades de rapiña en algunas minas aprovechando los trabajos romanos. En Riotinto existía una fortaleza árabe (el Castillo de Salomón) y se han encontradonumerosos candiles y monedas de la época. Las labores no presentan características diferentes a las de la etapa Imperial. Sólo en Aljustrel parece que hubo cierta actividad, pues tras la reconquista (1325), dicha comarca fue cedida a la Orden de Santiago reservándose la Corona "...la propiedad de las minas y baños enclavados en aquel territorio" cediendo únicamente a dicha Orden la décima parte de lo producido (Tarín, 1888).

Trabajos de perforación en Mina Perrunal.

Los cronistas citan las tres fuentes del río Tinto (Nahr Labia o "río de Niebla"): la fuente de agua dulce, la del acije (caparrosa) y la del jeve (alumbre). su naturaleza estacional permitía que, en algunas épocas del año, en las orillas se recojiera caparrosa (sulfato de hierro), empleada para usos medicinales y colorante. Otras veces, el producto recojido era el alumbre (sulfato doble de aluminio y potasio) empleado como mordiente y astrigente (Roldan Castro, 1988). Según las citas históricas, los mejores yacimientos del mundo se encontraban en el Tinto y su producción era muy elevada. Esta actividad parece que continuo tras la reconquista. En el Cerro del Ochavo (Nerva) existió unas aldea cuyos habitantes de dedicaban a comercializar con la caparrosa recojida en el Tinto (Pérez Macias, 1996)

EL REDESCRUBRIMIENTO DE LAS MINAS DE RIOTINTO

El año de 1555, en las cercanias de la pequeña aldea sevillana de Guadalcanal, se descubrieron unos ricos filones de galena argentifera. El éxito de la nueva mina, provocó una avalancha de registros én busca de oro y plata en las provincias de Huelva y Sevilla. La Corona reaccionó rápidamente, obligada por la necesidad urgente de fondos para el sostenimiento politico y militar del Imperio: por mandato del rey Felipe II, D. Francisco de Mendoza, miembro del Consejo de Hacienda, fue comisionado para "...visitar, reconocer y poner cobro en las minas del reino descubiertas y por descubrir" (Rúa Figeroa, 1859). Tras recorrer la provincia de Huelva, Mendoza delegó a su vez en el clérigo madrileño Diego Delgado para visitar los enormes escoriales y trabajos antiguos que había junto a las ruinas del castillo de Salomón.

Delgado se puso en marcha hacia allí a finales de julio de 1556. Su informe se ha convertido en el documento escrito más antiguo que se conserva donde se describen los trabajos existentes en Riotinto. En las tres semanas que permaneció en la comarca, inspeccionó numerosas cuevas y pozos labrados en los cerros salomón y San Dionisio. También recojió muestras y las envió a Madrid para analizarlas. En una de las cuevas , probablementela Cueva del Lago, Delgado situó la fuente del río Tinto. Cuenta como en agosto, llegaban cuadrillas de los pueblos cercanos para recojer la caparrosa depositada en las orillas. Este producto se enviaba como tributo al Arzobispo de Sevilla y su recolección fuera de tiempo estaba sancionada con fuertes penas de cárcel.

El religioso dedicó otra parte de su tiempo a estudiar las aguas que manaban de las galerías. Así, comprobó experimentalmente su acidez: si se echaba un hierro, a los pocos días se consumía. Siendo un hombre tan observador, no es extraño que descubriera que, además de caparrosa, las aguas contenían cobre en sisolución, y que este metal precipitaba en finas capas sobre los pedazo de hierro que sumergía. En efecto había otra propiedad que decidió no reflejar en su informe, pues deseaba explicarsela personalmente a Mendoza. ¿Se trataba de la cementación? Nunca lo sabremos, porque la entrevista no se realizó, debido a la prematura muerte del sarcerdote en agosto de 1557. Delgado murió en medio de la indiferencia oficial. Su trabajo no interesó a los funcionarios de Hacienda, más preocupados en encontrar minerales argentiferos similares a los de Guadalcanal.

Embarque en superficie del pozo Victoria que daba servicio a la zona de Poniente del Filón Sur de Riotinto (H. 1900). Foto cedida por Fundación Riotinto.

En 1559, por la Pragmática de Doña Juana, la Corona se adueño de las minas de oro, plata y azoge. Esto provocó una oleada de entusiasmo minero en la península. Em las dos décadas siguientes se efectuaron 58 registros . En el suroestese pueden citar: Aznalcóllar (1563), Cabezo de los Silos (1564, Sáo Domingos (1565), Riotinto (cuatro entre 1565 y 1570), Castillo de las Guardas (1566 y 1571), Tharsis (1569) y Paymogo (1571), todos en busca de plata y accesoriamente cobre, oro y plomo (Flores Caballero, 1983a). La mayoría fueron intentos vanos y los pocos trabajos que se acometieron consistieron en la limpieza de algunos pozos y la realización de calicatas y pocillos sin importancía (Rúa Figeroa, 1859).

Durante el siglo XVII, la tónica es similar. En 1624 se constituyo la Junta de Minas con el objetivo de potenciar la industria minera de la península. Merece la pena destacar el viaje de D. Gregorio López Madera en enero de 1627 a Riotinto, donde se había hallado plata en el metal blanquillo (arseniuro de hierro) que aparecía en los antiguos escoriales. Debido a ciertas discrepancias en los resultados de los analisis de las muestras, la Junta dictaminó que la recuperación de la plata no era viable (Flores caballero, 1983a). Finalizó, pues, el siglo con el fracaso absoluto de la Junta de Minas: en sus ochenta años de vida solo se tramitaron ocho Reales Cédulas para la explotación de yacimientos en la península.

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