CARTA AL VIEJO MAQUINISTA
Estimado Señor Maquinista; permítame… No, no nos conocemos, no tuve esa suerte.
Quiero que estas líneas sirvan para agradecerle lo que usted fue capaz de lograr; que su familia tuviera la pasión que heredó; sin duda; de usted. Pienso que es algo muy grande el hacer una pasión de lo que fue un duro trabajo, una forma de ganar el pan, y eso me dice mucho de su persona.
Ahora, su familia y amigos le rinden un homenaje a través de “estas vías invisibles” que nos proporciona Internet; y yo, estimado señor Maquinista , me tomo la libertad de unirme a este homenaje, aunque sea bajo la silenciosa forma del lector ávido de conocer algo más de las historias humanas de quienes pasean y pasearon por esta bendita “tierra colorá”.
Así que permítame usted que tenga la osadía, bajo el mas absolutos de los respetos, de mandarle esta líneas en señal de agradecimento; pues gracias a su proceder, tenemos hoy en la Cuenca Minera, y en este desconocido “ciberespacio” una ventana por donde asomarnos a parte de nuestra; por desgracia; desconocida historia.
Haga usted que suene ese silbido de partida en el andén celestial, viejo maquinista; recorra esas vías que forman los recuerdos mezclados con los sentimentos, esos ramales que forman las estrellas; y nosotros nos subiremos al tren del que tira su “vieja Garrat” para iniciar un viaje cuya estación de destino es LA FACTORÍA.
Y una vez llegados a nuestro destino, asistiremos al sentido homenaje que allí le brindan…
¡ Que suene el silbido de su locomotora, viejo maquinista, que estamos impacientes por comenzar el viaje!
Quiero que estas líneas sirvan para agradecerle lo que usted fue capaz de lograr; que su familia tuviera la pasión que heredó; sin duda; de usted. Pienso que es algo muy grande el hacer una pasión de lo que fue un duro trabajo, una forma de ganar el pan, y eso me dice mucho de su persona.
Ahora, su familia y amigos le rinden un homenaje a través de “estas vías invisibles” que nos proporciona Internet; y yo, estimado señor Maquinista , me tomo la libertad de unirme a este homenaje, aunque sea bajo la silenciosa forma del lector ávido de conocer algo más de las historias humanas de quienes pasean y pasearon por esta bendita “tierra colorá”.
Así que permítame usted que tenga la osadía, bajo el mas absolutos de los respetos, de mandarle esta líneas en señal de agradecimento; pues gracias a su proceder, tenemos hoy en la Cuenca Minera, y en este desconocido “ciberespacio” una ventana por donde asomarnos a parte de nuestra; por desgracia; desconocida historia.
Haga usted que suene ese silbido de partida en el andén celestial, viejo maquinista; recorra esas vías que forman los recuerdos mezclados con los sentimentos, esos ramales que forman las estrellas; y nosotros nos subiremos al tren del que tira su “vieja Garrat” para iniciar un viaje cuya estación de destino es LA FACTORÍA.
Y una vez llegados a nuestro destino, asistiremos al sentido homenaje que allí le brindan…
¡ Que suene el silbido de su locomotora, viejo maquinista, que estamos impacientes por comenzar el viaje!
Manuel Palomo Mora
(Publicado en su blog El ático de Jepane. Martes 15 de febrero de 2011)
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