Uno de mis mejores recuerdos es de a principios del año 1975, de un día que fui con mi padre que hacia un tren de a Las Mallas, ya en estas fechas estaba clausurada la terminal de Huelva, la locomotora salía de Cochera Mina a las 16,00 horas, nos fuimos caminando hasta Cochera, mi padre, el guardafrenos y vecino Justo Duran y yo, y entramos por la puerta que daba a la casa de palancas Norte (como en otras ocasiones anteriores) junto al Puente de Carretera, me dejaron allí y se fueron los dos a cambiarse y sacar la locomotora, esta era una diesel eléctrica clase 400, conocida en otros ferrocarriles de vía estrecha del norte de España como Creusot, aquí como Cenemesas por ser esta la empresa constructora y también la que hizo la entrega a este ferrocarril, era la máquina numerada 403 después se le cambio a 922, la única que existe actualmente.

Mientras esperaba me dijo el palanquero, que había habido un descarrilo cerca de la estación de Berrocal y que otra Cenemesa estaba a punto de llegar con el tren de auxilio y el equipo de los descarrilos en el cual también viajaba el inspector de locomotoras, así que me pusiera donde no me pudieran ver, así fue al ratillo apareció la locomotora y el tren de auxilio el cual se componía de unos pocos de furgones, un par coches, la grúa de sangre, conocida así por que era de acción manual y alguna batea. Una vez que hicieron la inversión de marcha bajo el Puente de Carretera entraron hacia Cochera, ahora la locomotora empujando el tren y una vez situados en su vía correspondiente, la Nº 403 mediante un trompetazo pidió vía y el palanquero acciono la palanca correspondiente y dio disco y vía para poder salir.
Mi padre y el guardafrenos Justo duran venían hacia el Puente en la que seria la cabina trasera, pero una vez echa la inversión seria la delantera, una vez echa esta, se acerco la máquina muy despacio a la casa de palancas, Justo al viajar según el sentido de la marcha en la parte derecha pues iba en la puerta por donde yo tenia que subir al lado de la casa de palancas, al llegar a la puerta de esta el palanquero me dijo; corre subete así sin que pare, que la máquina te tapa y no te verán desde Cochera, ya que en la explanada de entrada a esta, estaban todos los del descarrilo, el inspector, el capataz y los jefes, corrí y me agarre al pasamanos y subí, ya Justo venia con la puerta abierta, una vez en la cabina me senté en un banco de madera que me tenían preparado entre los dos mas pegado a mi padre viendo el manejo del cuadro de mandos mediante el cual se gobernaba toda la locomotora y el tren. Detrás nuestra separados por un mamparo en el que había con una puerta con un ojo de buey, estaba la sala de maquinas en la cual rugía el motor diesel Saurer de 850 cv que accionaba una transmisión eléctrica.
Como desde El Coso hasta la Casa Sur de Marín es vía doble, pues teníamos vía libre hasta esta casa de palancas, aquí había una playa de vías donde estaban formados lo trenes cargados de mineral esperando que se les acople la locomotora, una vez aquí se bajo Justo para enganchar el tren a la locomotora, mediante el tope o enganche de campana tipo Riotinto y las cadenas de seguridad, además también acoplo las mangueras del freno continuo de vacío, una vez echo esto se acelero el motor diesel para que la presión (mejor seria decir la depresión) de vacío fuera la correcta, en la cola del tren también comprobaban con un vacuómetro dicha depresión, una vez que la lectura fue correcta en cola y en la máquina estuvimos dispuestos a salir, pero antes me escondí en la sala de maquinas ya que uno de los reparadores intento subir a la cabina y este era un poco flojo de la sin huesos.

Una vez dispuestos y con todo en orden, active el mando de la bocina y mediante un fuerte trompetazo, el palanquero de la Casa Sur, Pedro, nos dio disco indicando que teníamos vía libre, con el selector de marcha en posición de adelante subí de puntos el regulador se fue acelerando el diesel y el tren comenzó a moverse muy despacio y así pasar por debajo del regador que estaba abierto soltando chorros finos de agua para que se asentara el mineral de los vagones y no levantara polvo el viento de la marcha, pasamos junto al paso a nivel con barrera que había junto a la casa de palancas ya la locomotora tiraba con fuerza de los 28 vagones tolva tipo M cada uno cargados con 30 toneladas de piritas, pasamos la zona de balsas de evaporación de agua ácida, donde se producía el sulfato férrico y la zona de los huertos una vez en la pendiente se activo el freno reostático y el de vacío para el tren, recuerdo como mi padre iba pendiente del vacuómetro y de la velocidad con el mando del freno de vacío cojido de la mano izquierda presionando dicho mando hacia abajo, ya que así tomaba aire, a al vez que lo giraba, manteniendo el tren a la velocidad calculada bajamos la pendiente, por la zona de Jaramar vimos caminando por los pasillos de la vía a algunos vieros, llegamos a Los Frailes, que recuerdo que ya estaba cerrado dicho apartadero, de aquí en adelante se desactivo el freno reostático de la locomotora y el de vacío del tren y se acelero el diesel para ganar velocidad.
En Berrocal cruzamos con un tren pero no paramos, era impresionante ir en la locomotora, parecía que aquello corría mas de la cuenta, como chirriaban las pestañas de las ruedas en las curvas al rozar con el lomo de los raíles, poco después el puente y túnel del Manzano, la Puya, Las Cañas, la Pasada de Las Cañas donde todavía había casas habitadas, el puente y túnel de Salomón, poco después Cortecillas donde vivía el Moro con sus hijos, Puente de Manantiales y estación, después Gadea por donde pasamos bajo el puente de la carretera de Valverde del Camino a La Palma del Condado, el paso a nivel de la carretera nacional de Huelva a Sevilla, otro paso a nivel de la carretera provincial de Niebla a Bonares justo antes de pasar por la fabrica de cementos Asland, el puente de Niebla y Las Mallas, en toda esta zona llana la hicimos a buena velocidad, comimos en la locomotora, calentando unas fiambreras de hierro en los escapes del motor diesel que iban al rojo.

Una vez en Las Mallas se bajo el guardafrenos y soltó el tren de la locomotora, salimos de esa vía y nos dirigimos a otra en la que había un tren compuesto de vagones M vacíos, nos acoplamos a el, haciendo el guardafrenos la misma operación que en la Casa Sur de Marín, nos cambiamos de cabina y esperamos la hora de salida, mientras me presentaron a los compañeros de la terminal, a la hora de salida partimos con vía libre hacia Riotinto, ya oscurecido,ahora era mas impresionante pero menos vistoso el viaje el paso por los túneles y puentes de noche era impresionante, para saber si el tren durante el viaje volvía completo en el último vagón ponían un farol encendido y esa era la referencia para el maquinista y guardafrenos, cuando llegamos a Cortecillas, paramos para que conociera a El Moro y a sus hijos, siempre acostumbraban a parar aquí cuando subían y es porque les costaba menos trabajo salir con algo de rampa que en bajada, estuvimos un poco con ellos, nos invitaron a tomar algo y partimos otra vez, una vez en Marín soltamos el tren de vagones vacíos en la playa de vías de la Casa Norte, cuando esta nos dio disco partimos hacia Cochera, una vez echa la inversión en el Puente de Carretera, entramos en Cochera estacionando la locomotora en la vía 7, se le entregaron los partes del viaje y de la locomotora al capataz y después de duchados otra vez caminando hasta Nerva, ya que los autobuses ya habían pasado.
3 comentarios:
He disfrutado mucho leyendo estos preciosos recuerdos y sentido cierta envidia por la fortuna que tuviste al convivir con esos auténticos titanes. Un legado que normalmente no se valora lo suficiente hoy en día.
Te felicito por tu trabajo y te animo a que sigas compartiendo tus recuerdos con todos los que amamos el ferrocarril.
Saludos cordiales.
Hola,
Por esa vivencia eres privilegiado.
A proposito, me puedes informar si conoces algun familiar de Justo Duran?
Es que soy Descendiente de esa familia y me gustaria conocer acerca de ellos.
Saludos!
Samuel M. Duran.
Ksanvel@gmail.com
Magnifico relato!,solo con un minimo de imaginacion,ya se reproduce a la perfeccion en la memoria ese viaje en cabina y todo lo acontecido en el trayecto
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