sábado, 30 de enero de 2010

Mis recuerdos y vivencias con el Fc de Riotinto. II

Otros recuerdos ya más de mayor, son de ir con mi padre a la Vía General. Uno de ellos, la primera vez que baje a la Linea: fue una tarde que hacia servicio de Materiales, consistía este servicio en dar doble tracción desde Los Frailes a los trenes que subían procedentes de Huelva. Salimos de casa, en Nerva, y fuimos caminando hasta Cochera Mina, desde la carretera por una pequeña puerta o cancela que había en la alambrada, bajamos a la casa de palancas Norte de la Estación del Medio. Me dejó en ella mientras él iba a Cochera, al largo rato apareció con la de 40 toneladas, como también se conocía a la clase K, nº 102, la locomotora salia de Cocheras marcha adelante, al incorporase a la Vía General hacia la inversión de marcha y bajaba marcha atrás, así me monte yo por el lado del fogonero en la puerta de la casa de palancas, una verdadera pasada, el piso y las carboneras de pantalones (características estas carboneras de las locomotoras de Riotinto) a tope de carbón, el fogonero y el guardafrenos iban encima del carbón y yo y mi padre en la parte derecha de la máquina encima de una especie de cajón invertido grande que era el puesto del maquinista.

Locomotora tipo K nº 109, conocidas como de 40 toneladas, esta concretamente esta equipada para trabajar en la Vía General, esta dotada de freno continuo de vació y un arenero entre el domo y el escape o chimenea, no tiene la carbonera de "pantalones" se observa en la puerta de bajada y subida una especie de parapeto de madera, este es el lado del fogonero, esto era para aumentar así la capacidad de carbón, el fogonero tenia poco hueco y además no hay que olvidar que trabajaba encima del combustible, ya que todo el piso excepto el lado del maquinista iba lleno de carbón, en la foto la maquina esta para salir para la Vía General, por ese lado que se ve en la foto subí yo en la casa de palancas y también a trabes de dicho parapeto,no hay que olvidar que la tripulación era de tres hombres , maquinista, fogonero y guardafrenos. Foto Paco Alcázar.

Solían poner entre los pantalones de las carboneras, en la parte trasera de la cabina, una chapa cortada a medida, para evitar el viento y el frió cuando iba la locomotora marcha atrás, dejando un pequeño hueco en la parte alta donde hacia la V invertida, así bajamos hasta la casa Sur de Marín donde nos dieron paso y el bastón hasta el apartadero de Los Frailes donde vivía y era el encargado de dicho apartadero un tal Becerra, que al enterarse que yo iba en la maquina de materiales, me apaño un saco de palmitos.

Cuando llegamos entregamos el bastón y esperamos un poco a que llegara un tren procedente de Huelva, encabezado por una tipo 200. Una vez parado y acoplada la nº 102 a la tipo 200 nos dieron otro bastón y disco para subir hasta Marín; recuerdo las pulsaciones de ambas locomotoras en la arrancada, y cuando fuimos tomando la pendiente, el fogonero paleando carbón a la caja de fuego para mantener la presión al máximo y así tener toda la potencia de la locomotora. Yo, con el regulador casi a tope, - eso si, asistido por mi padre y la palanca de cambio de marcha calada a los grados que pedía la subida-. Las pulsaciones de las dos máquinas parecían de una sola: llegamos a Marín, soltamos el tren y entregamos el bastón en la casa Sur, donde nos dieron otro de bajada. Al llegar a Los Frailes nos pusimos a comer, asando tocino en la pala que usaba el fogonero para alimentar la caldera de carbón; dimos otro viaje y recuerdo al maquinista José Guinea, buen compañero y amigo de mi padre, que conducía una 200.

En otro viaje, el maquinista de la 200 a la que nos acoplamos quería ver quien era el que viajaba en la 102, aparte de su tripulación, al darse cuenta mi padre inyecto agua a la caldera, poniéndola por encima del máximo nivel, al hacer esto el agua sobrante salia por la chimenea pulverizada y con el viento de la marcha iba hacia atrás, cayendo de lleno en la cabina de la tipo 200 obligando al maquinista de esta última a meter la cabeza para adentro y no ver lo que no le interesaba.

Foto de fabrica de las Tipo 200 en concreto la numerada 204, lado del maquinista estas maquinas eran mucho mas cómodas para trabajar en ellas las tripulaciones, esa imagen de una de ella con los faroles encendidos y los dos focos en la marquesina, es algo que no se olvida, como las dos acopladas en plena pendiente.Foto Paco Alcázar.

Para el último viaje subimos a Cochera Mina para dejar la nº 102 y cojer la nº 200, para probarla en este último viaje ya que había salido de una reparación, lógicamente esta máquina estaba ya encendida, con presión y revisada a fondo, yo me quede escondido entre las las locomotoras dentro de la Cochera, subiéndome en el último momento en la nº 200, el capataz era Juan Fajardo, lógicamente mi padre me llevaba cuando estaba el u otro mando de confianza y amigo de el...
Foto de la tipo 200 numerada con el 201, en el sitio justo donde se hacia la inversión de marcha, observando la sombras para calcular la hora y la carbonera que va llena, me atrevería a decir que va a efectuar el servicio de Materiales, por el lado del fogonero asoma el maquinista apodado "El Sevillano", una vez que la locomotora salga del cambio de vías se dejara caer marcha atrás por las vías de la derecha de la foto. Foto Paco Alcázar.

Salimos de Cochera marcha adelante y a incorporarnos a la Vía General bajo el Puente de Carretera, ya bajamos marcha atrás hasta la Casa Sur y desde aquí ya con el bastón de bajada, hasta el apartadero de Los Frailes, cuando salimos de Cochera era de noche y llevábamos los faroles de aceite encendidos y dos focos de carburo en la marquesina de mando para ver los manómetros y demás mandos, este viaje es algo que muy dificilmente olvidare, la nº 200 estaba a estrenar, limpia, reluciente, ajustada, marchaba como una seda y sonaba a música celestial, una vez en Los Frailes esperamos un poco al tren que que subía procedente de Huelva tirado por otra tipo 200 a la cual nos acoplamos en su tope delantero y este es otro especial recuerdo las dos locomotoras, sus bufidos, sus pulsaciones, parecían de una sola, en esta máquina el fogonero trabajaba con mas holgura, con mucha mas comodidad, ya que al tener el tender remolcado, el piso de la cabina estaba limpio y libre de carbón, con el incremento de la pendiente aumentaba el ritmo de paladas de carbón para mantener la presión necesaria para suministrar la potencia necesaria para superar la pendiente, las pulsaciones de los escapes iban al unisono, los maquinistas pendientes del frucc-frucc de los escapes y los fogoneros venga palear carbón, este había que distribuirlo sabiamente por el cajón de fuego, no solo era echarlo y llenarlo, había que saber echarlo, una vez rebasada la Casa Norte de Marín, nos dejamos caer marcha atrás para soltar los vagones en la vía que nos dieron desde la casa de palancas y una vez entregado el bastón y desenganchada la nº 200, salimos hacia Cochera la otra máquina subiría después, al haber terminado la jornada situamos la nº 200 en la vía 6, en Cochera entro marcha atrás, se le tiro el fuego, se reviso que no hubiera ninguna caja de aceite caliente y que las bielas y todo lo demás estaba bien, quedando así probada y lista para salir al día siguiente a la Vía General. Se le entregaron los partes correspondientes al capataz y para no ducharme en el mismo cuarto de baño que los demás, yo era un chaval, mi padre le pidió la llave de su cuato de baño a su amigo Juan y en el fue donde me duche, que olor a carbón ...aceite, eso olor característico de las locomotoras de vapor, aún lo tengo en mis sentidos, una vez duchados y cambiados de ropa caminado hasta Nerva.

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