Por Carmen Alcázar
“El retrato robot de mi infancia sería muy similar al de Antonio Machado. Lo único que cambiaría es el concepto de patio sevillano por el de corral nervense. El “huerto claro donde madura el limonero” estaba a doscientos metros de mi casa; y aunque era propiedad de la Compañía, me pasé muchas horas de mi infancia ayudándole a mi padre en sus quehaceres. Pero yo era feliz en aquel huerto, bebiendo agua de pozo y subiéndome como si fuera un gato a todas las higueras y ciruelos”. Con estas palabras de Antonio en la entrevista que yo misma le realicé para el Nervae de 2018, nos adentramos en su figura con unos breves apuntes biográficos:
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Antonio de niño |
Antonio Perejil Delay nacía en Nerva un 23 de enero de 1954, en el seno de una familia humilde y numerosa compuesta por tres hermanos y con todas las dificultades que se pasaban en Nerva por aquellos años, tal y como dejó perfectamente reflejadas en su libro de Recuerdos, retratando a toda su generación.
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Escuela de la SAFA |
Antonio inicia sus estudios primarios en un colegio nacional local y acaba en las llamadas
“Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia” de Riotinto, colegio en el que siguió hasta conseguir el título de Oficialía Industrial en la rama de Ajuste. Los años de la SAFA dejarían una huella imborrable en muchos de los que por allí pasaron y que los uniría para siempre, como quedó en evidencia hace unos años cuando un amplio grupo se reunió aquí mismo cuando cumplían sesenta, o cuando hace unos meses se dieron cita profesores y alumnos para homenajear al jesuita
Miguel Ángel Ibáñez Narváez, en El Mercantil.
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Homenaje al Padre Ibáñez |
En ambos encuentros no faltó Antonio, en la última en 2019 incluso recitó un poema de los suyos, reivindicativo y lleno de fuerza, retratando aquellos años de la SAFA y su “Quijote” particular. Muchos de los compañeros de Perejil de aquellos años en la SAFA no faltaron en su homenaje póstumo.
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El Ventoso, 1979 |
Tras la SAFA, Perejil estudió PreCOU y COU en la Universidad laboral de Sevilla para acabar en la Universidad Normal de Magisterio de Huelva donde sólo estuvo un año. En 1979 comenzaría su vida laboral en Minas de Aznalcóllar, donde se desarrolló integramente hasta 2002, año en que se prejubiló.
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José Antonio Perea |
Todos estos datos sólo perfilan su figura como podemos encontrar en cualquier contraportada de sus libros. Pero queremos ir más allá, adentrarnos en la persona, en cómo era de cerca el hombre bueno y grande que todos conocíamos; queremos adentrarnos en ese “retrato robot” que él contaba de su infancia, en la intimidad de su familia y con la dureza de aquellos años en el huerto, en las experiencias y anécdotas vividas y compartidas ya sea en los años de la SAFA o en el grupo de sevillana que formó en los 70 con su hermano Alberto y otros amigos, entre muchos otros muchos proyectos y situaciones que viviera... Y quien mejor que su amigo de toda la vida para hacernos llegar a Antonio de cerca, contando anécdotas cotidianas, de niños y adolescentes, José Antonio Perea: “Antonio suspendió la asignatura de ser niño, con las dificultades económicas de su familia como muchas en Nerva, y la mayoría de las tarde a pesar de ser tan pequeño trabajaba con su padre en el huerto. Sin embargo, Antonio siempre estaba feliz con sus plumas y escribiendo, siempre responsable de su familia, sobre todo tras la muerte de su padre. Y también siempre apegado a la lucha, de los trabajadores, volcado en la ayuda de quien lo necesitaba”.
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