martes, 26 de febrero de 2013

Aprender de 'los Tiros'. (José Manuel Torres Ayala)

Hace 125 años y unos pocos días el periódico El Socialista escribía que “los mastines de la casta privilegiada, representados por un gobernador de provincia y un teniente coronel de ejército, han asesinado vil y cobardemente en Riotinto a una porción de hijos del trabajo, lo menos a una treintena de obreros, que, en unión de miles de compañeros suyos, y de un modo pacífico, reclamaron modestísimas mejoras”.

Un siglo y cuarto después vemos muy lejanos esos acontecimientos, como si nada tuvieran que ver con nosotros. Nos miramos el ombligo, nos notamos avanzar al compás del siglo XXI y erramos al confundir avances sociales con adelantos tecnológicos. En lo laboral no hemos evolucionado tanto. Los traspiés del pasado siguen siendo el pan nuestro de cada día en la Cuenca Minera. El trabajo, como hace más de un siglo, continúa vinculado a la minería, sin que en todos los febreros que han transcurrido hayamos encontrado una alternativa a depender de los designios de los mercados que tasan el precio del cobre.

'Año de los Tiros', Romero Alcaide
La agricultura se ha convertido en una de las pocas vías de escape para el desempleo en la comarca. Pero sus trabajadores, igual que en 1.888, siguen mirando al cielo cada mañana. Ya no suplican que no haya ‘manta’, sino que la lluvia no moje el campo y les permita acudir al tajo. Hoy, como hace 125 años, los obreros de la Cuenca Minera siguen siendo el estrato más débil.

En días de dificultad extrema como los actuales se añora la unión de los pueblos de la comarca en ‘El Año de los Tiros’. No hacen falta ‘Tornets’ ni ‘Lorenzos’ que manejen al pueblo, sino agentes sociales comprometidos que estén a la altura de las circunstancias, que sepan dejar en un segundo plano sus colores y busquen el bien común de los ciudadanos, de los que lo pasan mal, de nuestros casi 3.000 vecinos que no tienen trabajo o de los jóvenes que se ven obligados a emigrar para hallar un futuro digno.

Esta es la única forma de demostrar que hemos aprendido de la historia, que hemos sacado partido al arrojo de quienes aquel 4 de febrero perdieron sus vidas en pos de mejoras sociales y laborales. Entonces, las muertes no sirvieron más que para desencadenar una brutal represión y promulgar leyes incumplidas. Ahora, 125 años después, tenemos que reclamar el valor de aquellos ciudadanos y demostrar que, por fin, en la Cuenca Minera de Riotinto hemos sabido interpretar nuestra historia para encontrar soluciones a los problemas actuales. Ni azulejos ni flores. No va a haber mejor forma de conmemorar esos sucesos en este 2013 que encarar el futuro demostrando que hemos sabido aprender ‘de los tiros’.

Nota: Columna publicada en Viva Cuenca Minera, número: febrero 2013.


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