martes, 18 de diciembre de 2012

Enésimo vertido al cauce del Tinto

Recientemente hablábamos aquí con el libro de Antonio Vázquez del río Tinto como paisaje protegido, y por proteger. Ayer, de nuevo y por enésima vez, leíamos esto en la prensa onubense:

Ecologistas en Acción denuncia vertidos al cauce del río Tinto

Vertidos al río Tinto. Huelva Ya 
HuelvaYa. Ecologistas en Acción ha denunciado “por enésima vez los vertidos al cauce del río Tinto”. Según asegura esta organización, “cada vez que llueve, el río Tinto se convierte en el retrete de la Cuenca Minera, fábricas, vertederos tóxicos entre otros, cambiando radicalmente la coloración de sus aguas, y apareciendo numerosas manchas amarillas, espumarajos de todo tipo, entre otros residuos”.(...)  Ecologistas en Acción advierte que “esta carga contaminante termina en el estuario de la ría de Huelva por lo que exigen a la Junta de Andalucía que abra una investigación y persiga este tipo de delitos: vertido a cauce público y a espacio protegido. El río Tinto es un Espacio Protegido por la Unión Europea, y un río de interés para la investigación científica”.

Ante esto, lamentablemente, recordamos ahora reflexiones como las enunciadas en la presentación el libro de Vázquez Jiménez en Nerva. 

"(...) Y con tal exclusividad característica del río, su entorno es pues un paisaje protegido, como bien se señala ya desde el propio título de este libro. Asimismo este “paisaje protegido” al que nos invita Antonio no puede estar más de actualidad, ya que el mes pasado concretamente, la Junta declaró la Cuenca Minera de Riotinto y Nerva como “ZONA PATRIMONIAL PROTEGIDA”. O más bien,  POR PROTEGER, diría yo...
El río Tinto y sus reflejos 
“Mira, Platero, cómo han puesto el río entre las minas, el mal corazón y el padrastreo. Apenas si su agua roja recoge aquí y allá, esta tarde, entre el fango violeta y amarillo, el sol poniente; y por su cauce casi sólo pueden ir barcas de juguete. ¡Qué pobreza!”.  Juan Ramón Jiménez: Platero y yo. (Cap.95. “El río”)


Estas bellas palabras del nobel moguereño en el entrañable Platero y yo,  allá por los primeros años del siglo pasado, bien podrían parecer un presagio del estado actual que presenta nuestro patrimonio industrial y minero. Y esto de lo que hablo también se recoge en este libro como ya pincelé casi al comienzo: la dejadez del paso del tiempo acompaña a cada ruta como el ferrocarril minero al Tinto en su época, aunque sólo quede ya un trazado vejado a manos de chatarreros y vándalos, y reconvertido sin otro remedio en vía verde. Parafraseando a Antonio Vázquez en su prólogo: el río Tinto lo dejan porque no les queda otra. Eso sí, quizás a golpe de ciertos vertidos y con algunas malas prácticas a la que vamos asistiendo, se consiga acabar también con la majestuosidad, el misterio y el esplendor que nos embelesa a todos. Por tanto el título y el contenido relacionado no puede ser más adecuado y oportuno, subrayado y en mayúsculas, y gritado a los cuatro vientos: PAISAJE PROTEGIDO.

Sin embargo, tal y como está el patio, esa declaración de patrimonial y de protegido no puede quedarse ahí en un simple título de cara a la galería, y también desde sus páginas se insta a promover inversiones bien gestionadas con medidas reales de protección que paren y amortigüen su destrucción.(...)"

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