
Como una trenza de acero
robustamente encorvada,
yace el muelle de Riotinto,
sobre marítimas aguas.
Hoy el muelle es como un náufrago
tendido sobre la playa,
frente a ese mar colombino
que contaminan las fábricas:
Ya sus piernas de metal
van quedándose oxidadas
y tiemblan algunas veces
cuando la mar está brava;
mientras las olas vomitan
sucias espumas de plata,
que torpedean y lastiman
su osamenta centenaria…
Pero el muelle sigue en pie
frente a las olas atlánticas,
con sus ciento treinta años
y sus raíces británicas
clavadas perpetuamente
en la soledad del agua.
Antonio Perejil Delay
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