martes, 16 de febrero de 2016

La dureza del guardafreno

Guardafrenos en FC Guadiana . Foto: Paco Alcázar
Guardafrenos. Eran los agentes ferroviarios encargados de frenar y desenfrenar el tren mediante los frenos habilitados en cada vagón o coche, según las indicaciones que recibían de los maquinistas del vapor mediante el silbato de la locomotora. En función de las señales con el silbato, los guardafrenos tenían que apretar o soltar frenos. Esto limitaba la longitud de los trenes, ya que la distancia entre el último coche y la locomotora podía impedir que el guardafrenos escuchara la señal. Además, oír el silbato era un verdadero problema en líneas con orografía difícil, con muchos túneles, trincheras…, y en días de meteorología adversa. Era un trabajo duro y arriesgado, con largas jornadas de marcha y sometidos a las inclemencias del tiempo; embutidos en minúsculas garitas, aguantaban temperaturas extremas en invierno y verano. Estaban a las órdenes del jefe o conductor del tren a quien reemplazaba en caso necesario y durante las paradas en las estaciones solían desempeñar otros servicios, como dar el nombre de las mismas, abrir y cerrar las portezuelas de los coches, vigilar y avisar sobre polizontes. Hasta la introducción del freno hidráulico, los vagones de mercancías solo podían pararse a mano, a través de unas manivelas que manejaba el personal autorizado. La maniobra no era sencilla y los accidentes, frecuentes. Para que a un tren se le pueda aplicar un porcentaje de freno adecuado a toda la masa remolcada, la forma más efectiva de hacerlo es aplicando el freno en todos sus vehículos. Cuando esto no es posible, se intercalaban vehículos con freno. Una posibilidad realista sería intercalar un vagón con garita cada cinco vagones que no la tienen. La proporción era variable según el porcentaje de freno que la administración ferroviaria considerase como admisible para permitir la circulación del tren, aunque esto podía variar. El primer y último vehículo debían llevar freno. Fuente: elcorreo.com

En el grupo de Facebook  encontramos estos días esta fotografía documentada gracias a interesantes comentarios de nuestros amigos y colaboradores de La Factoría, concretamente de: Manuel Ángel Gónzález, Paco Alcázar y Juan Sánchez Flores. Se trata del Ferrocarril Minero del Guadiana, con sus vagones Granby, y que muestra muy bien  la dura y peligrosa labor de los guardafrenos, que debían de saltar de un vagón a otro, por encima de la carga para apretar los frenos en la pendiente, ya fuera de noche o día, lloviera o tronara, hiciera frío o calor. Un trabajo sumamente peligroso, tanto en este ferrocarril como en los demás ferrocarriles mineros de la provincia de Huelva. Las lesiones mas frecuentes era en las piernas; de hecho, según  algunos testimonios de Riotinto, en la carpintería del Departamento Trafico se hacían las patas de palo para el accidentado que generalmente pasaban a ser guardas en alguna de las garitas de la linea.

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