Foto. A. Perejil
Ya no hay huellas de mineros
ni algarabías de trenes,
por los senderos de escoria
que existían antiguamente:
Sólo existe un río de sangre
sin caracolas ni peces
que arrastra las piedras viejas,
y en el camino se duele
de su agónico calvario
hasta el mar, donde fallece.
Sólo el paisaje minero
propiedad de los ingleses,
y olvidadas herramientas
que se pudren lentamente…
Sólo la estrofa del agua
y el verso de la corriente.
Antonio Perejil Delay: Romancero del río Tinto.
ni algarabías de trenes,
por los senderos de escoria
que existían antiguamente:
Sólo existe un río de sangre
sin caracolas ni peces
que arrastra las piedras viejas,
y en el camino se duele
de su agónico calvario
hasta el mar, donde fallece.
Sólo el paisaje minero
propiedad de los ingleses,
y olvidadas herramientas
que se pudren lentamente…
Sólo la estrofa del agua
y el verso de la corriente.
Antonio Perejil Delay: Romancero del río Tinto.
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