HUBO un tiempo de un ayer,
donde los días no contaban,
entre humildes ilusiones,
de toalla y palangana.
De ropas en los cordeles,
que sacaron esperanzas
y niñas por las esquinas ;
que a la rayuela jugaban.
Y un tren que siempre silvando,
en la estación esperaba,
donde recoger los sueños,
de añoranzas olvidadas.
Y una plaza allí en "El Valle",
con su fuente de "Las Ranas".
J. Francisco Román.
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