miércoles, 13 de enero de 2010

Manuel Martín Vazquez, un poeta que fue ferroviario

La estación de Las Cañas, en sus proximidades tubieron lugar varios accidentes ferroviarios, es de las mas encajonadas en el río y los accesos a ella eran y son solo por la vía, estos accidentes por lo menos los de la nº 114 y 912, cosa curiosa se produjeron de noche, para dar mas pavor aún, por eso dice la poesía...En las altas madrugadas...arriba el tren jadeando;...las estaciones dormidas...guiñan faroles al paso. Foto Paco Alcázar

Es obligación incluir en este blog a un poeta y a una de sus muchas obras, el poeta es Manuel Martín Vazquez, nervense de adopción, aunque nació en Aracena, pero fue en Nerva donde se crió, vivió y desarrollo su gran talento.

Hombre muy comprometido con los demás, por sus actos e ideas hasta el punto de ceder voluntariamente el 30 por ciento de los beneficios de una obra suya con una tirada del millar de ejemplares, al Colegio de Huérfanos Ferroviarios de la Zona de Huelva.

Con la famosa obra Las Cañas del Berrocal que tuvo gran resonancia, se gano la admiración y el afecto de los mineros, ferroviarios y los mas humildes, pero a la vez también se gano la ira, la indignación y el recelo de la todo poderosa R.T.C.L., de todos sus acólitos y de algunos jerifaltes sometidos de Nerva, por esta desconfianza la Compañía le tenia bajo vigilancia, trabajo de palanquero en el ferrocarril, fue sometido a tal control y presión que decidió emigrar a Barcelona, donde se coloco en una oficina donde llevaban el control de las cartillas de racionamiento, pronto se hizo popular ente los amigos de las letras y poetas, fue uno de los fundadores de una agrupación literaria, falleció en Barcelona en el 1958.

Parece increíble que con una pluma de escribir este hombre, pudiera reivindicar tanto, hacer que la Compañía le temiera para someterle a o que le sometió...o lo intento, Las Cañas del Berrocal esta basada en un echo real, un accidente ferroviario ocurrido en la estación de Las Cañas.


Las Cañas del Berrocal

Coincidiendo con el amanecer de mi poema, una joven minera, enamorada y bella, interrumpe su labor femenina para cantar, alegre este fandango:

"Dicen que mi guardefreno
tiene la vida en un hilo;
si la tiene o no la tiene,
guardafreno es mi marido.
!Míralo por donde viene!

I

Potros cerriles de acero
por duras tuercas domados
trotan riberas azules
de limpio carmín estático.

Intrépido guardafreno
corta la marcha a codazos
y arroja el paso a nivel
la cola de su cigarro.

La moza, con la bandera
saluda gozosa el transito;
el fogonero abre el grifo
de vapores abrasados
que extienden blondas cortinas
de flecos deshechos. áureos.

Marcha el tren majestuoso,
con movimientos exactos
que regulan las agujas
de relojes matemáticos.

En una junta insegura
pega el carretón un salto
abandonando el carril
para triturar guijarros;
detrás de aquel salta otro
y...detrás de otro, varios,
salvándose el personal
sin duda por un milagro.

Malhumorada la técnica
dice, soberbia, en el tajo:
¡Que lástima de unidades!
¡Cuánto vagón destrozado!
¡Nunca le toca al jinete!
¡Siempre le toca al caballo!

En las cuadras de cochera
el tren doce se ha formado
con siete bravos jinetes
para sesenta caballos.

El equipo es como todos
los que salen a diario:
valiente, voluntarioso,
competente, denodado.

Gallarda locomotora
devora hectómetros raudos
silbando puentes veloces
y túneles encorvados,
ganando, sin gran esfuerzo,
la meta del muelle alto.

Logra la estación de Onuba
con pulso recalentado
donde le dan de beber
y un minuto de descanso.

De nuevo emprende la marcha
desandándose lo andado
para llevar a la mina
buen material y cansancio.

Pero falta el trayecto
fatigoso y apretado
entre montañas ciclópeas
y taludes abismáticos.

En las altas madrugadas
arriba el tren jadeando;
las estaciones dormidas,
guiñan faroles al paso.

Una lengüeta entreabierta,
un tope mal ajustado,
una biela retorcida,
un vagón atravesado...
precipitan la tragedia
con la precisión del rayo.

Cesa el fruc-fruc del chispero,
salta la llama al espacio,
brincan vagones circenses
como tigres escapados
para morder las carnes
del jinete derribado...
¡Que ha sido entre dos aceros
el corazón estrujado!.

Gallarda locomotora
con el vientre destrozado,
gime, agónica, en el suelo,
el dolor de su fracaso,
¡porque los potros cerriles
subieron a su penacho
a vengar en un instante
el rencor de muchos años!.

Hermano Eloy Caballero,
maquinista licenciado;
posó la sien en la brasa
y allí quedo calcinado.

Veleda: tu bigotillo
seco vapores de llanto,
como una esponja de nubes
para elevarte muy alto.

Manuel, Manuel, guardafrenos,
ya no se hielan tus manos
en las noches decembrinas
en la cuesta de El Manzano:
¡Que tienes en Berrocal
tu tumba y tu jaramago!

II

La técnica satisfecha,
duerme tranquila en el tajo,
¡¡Porque han muerto tres jinetes
a los pies de sus caballos!!

Al terminar la Elegía flota en el espacio aún como un sollozo de fuego, el eco de los dos últimos versos del cantar inicial, modificado el postrero:

<<...guardafreno es mi marido:
¡¡¡ Miralo que suerte tiene !!!>.

La estación de Las Cañas ha sido el punto mas desgraciado de toda la Vía General, el día 1 de enero del año 1888, una gran riada del río Tinto subió el nivel del agua un metro por encima del piso de la estación, durante muchos años hubo una placa en la fachada de dicha estación recordando hasta donde llego el agua, ese mismo día y la misma riada se llevo el puente de Salomón, el día 7 de diciembre del año 1911, un tren procedente de Riotinto, descarrilo en el cambio de entrada, murieron el maquinista, el fogonero y un guardafrenos.

Esta poesía se refiere a otro accidente que tubo lugar en esta misma la estación de Las Cañas el día 17 de febrero del año 1947, cuando un tren ascendente, procedente de Huelva, descarrilo la locomotora tipo K nº 114, en los cambios de entrada a dicha estación, empotrándose varios vagones sobre la locomotora y pereciendo calcinados sus ocupantes por el calor que desprendía la caldera; el maquinista Eloy Caballero; el fogonero Ramón Veleda y el guardafrenos Manuel Lopez, esta era el guardafrenos de cabeza y viajaba en la locomotora.

Según cuentan el jefe de trafico, cuando había un descarrilo y se estropeaban las locomotoras, los vagones y demás, decía o comentaba que siempre le tocaba al caballo y nunca al jinete, Martín Vazquez con su poesía demostró y critico que también caían los jinetes... El tren de auxilio que fue a levantar el descarrilo fue conducido por el maquinista Arturo Pajares, el maquinista Eloy Caballero era natural de Nerva, el fogonero Ramón Veleda, era natural de Naya, pero vivía en Nerva, el guardafrenos Manuel Lopez también de Nerva, era el padre de Rafael Lopez conocido como "El Pancho" muy popular, buena gente y muy conocido en Nerva por tener casi toda su vida un negocio de materiales de la construcción, se da la casualidad que el maquinista que llevo el tren de auxilio Arturo Pajares, estaba casado con una hermana del fogonero muerto en el accidente Ramón Veleda, estos tres hombres, estos tres "jinetes", fallecidos en este accidente descansan en Paz en el cementerio de Berrocal, vaya estas humildes lineas en su memoria.

Otro accidente mas tubo lugar en esta misma estación y en el mismo cambio de vías que el de la nº 114 y fue el día 17 de marzo del año 1983, con tren 67, procedente de Las Mallas a las 23,00 horas y remolcado por la Alco nº 912, conducida por el maquinista Paco Alcázar y el guardafrenos conocido como "El Toti", al entrar en los cambios la locomotora le paso igual que a la nº 114, descarrilo y se empotro en la trinchera, empotrándose contra la locomotora, nueve vagones tipo M, incluso tubo alguno encima, gracias a la solida y fuerte estructura de la locomotora, la pareja de conducción salio sin el mas mínimo rasguño.

Muchos de estos datos me los ha proporcionado mi amigo y excelente persona, Nicolás Chaparro, ferroviario de Riotinto, gran conocedor de este ferrocarril, su historia, sus anécdotas y sus gentes, ya que formo parte de el muchos años, persona interesada en que se divulgue la historia de este ferrocarril y que se conserve y se restaure lo que queda de el, GRACIAS amigo Nicolás. Otros datos han sido sacados del magnifico libro ARTISTAS NERVENSES, del también nervense Juan Gomez Moreno, excelente obra y de obligada consulta para conocer a todos los artistas de este pueblo en el periodo 1882-1942, desde este blog dar las gracias a Juan y animarle a que con otra obra de la calidad de esta, conozcamos a los artistas de este pueblo desde 1942 hasta nuestros días, GRACIAS Juan y ánimos.






4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eloy Caballero era nuestro tatarabuelo.
Gracias por la poesía.
Luis y Eva

jose garcia güell dijo...

Hoy, tratando de recabar información sobre mi abuelo he vuelto a leer una glosa que este poeta le hizo tras el accidente sufrido en las minas de Riotinto el 28.01.1936. Si fuera de su interés se la enviaría.
José García Güell segarell56@hotmail.com

La Factoría dijo...

Amigo José García, encantados de que nos envíe lo que nos dice en el comentario así como cualquier otro documento o artículo de interés a la temática del blog.

Un saludo

Alberto dijo...

Hola, me gustaría conocer a Luis y Eva, puesto que Hipólito Caballero Pérez era hijo de su tatarabuelo Eloy Caballero Pérez, e Hipólito era mi tío.

Saludos
Alberto