miércoles, 16 de enero de 2013

Requiém por la mina XV (por Antonio Perejil Delay)


La Mina. (A.P.D)
XV

La Cuesta de la Mina era una fuerte rampa de unos trescientos metros solamente; pero los conductores de las antiguas camionetas de viajeros y de los antiguos automóviles le temían tanto, porque a veces se quedaban casi parados en mitad de la empinada cuesta y tenían que poner a prueba los frenos del vehículo, para no desandar involuntariamente aquel camino. De todas formas, cuando en La Mina habitaban solamente tres familias, ya no pasaba casi nadie por aquella carretera; y los hombres que estaban acostumbrados a subir aquella cuesta cada mañana, para tomarse sus manguaras de aguardiente en el Bar de Curro, eran ya tan ancianos, que no podían seguir manteniendo aquel ritual de tantos años, aunque fuese en contra de sus voluntades.

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