José Manuel Torres Ayala, Periodista.
"1888, el Año de los Tiros. Un movimiento social de trasfondo ecologista".(I, II, III)
Sus artículos en La Factoría.
5.- El acontecimiento en la prensa.
El acontecimiento tuvo mucha repercusión en la prensa, tanto local y regional como nacional. El diario La Provincia de Huelva, fundado por la RTCL, en su edición del viernes 10 de febrero de 1888 rebate los argumentos contra la compañía publicados anteriormente en el periódico El Reformista. En La Provincia se puede leer que El Reformista miente al ofrecer datos de 41 muertos y 150 heridos, que los manifestantes no eran pacíficos, sino que al ejército “le llovieron piedras y cartuchos de dinamita” y apoya su parlamento en declaraciones del alcalde de Riotinto.
Por otro lado, El Socialista de Madrid abre su periódico del 10 de febrero de 1888 con una columna titulada "¡Asesinos!", en la que se leen argumento incendiarios, de total repulsa a lo acontecido. El periódico tacha la actuación del ejército de “horrible crimen” o “bárbara carnicería”, achacan lo ocurrido a la autoridad civil y militar y dicen estar seguros de que los crímenes no tendrán consecuencias para los asesinos.
Por otro lado, El Socialista de Madrid abre su periódico del 10 de febrero de 1888 con una columna titulada "¡Asesinos!", en la que se leen argumento incendiarios, de total repulsa a lo acontecido. El periódico tacha la actuación del ejército de “horrible crimen” o “bárbara carnicería”, achacan lo ocurrido a la autoridad civil y militar y dicen estar seguros de que los crímenes no tendrán consecuencias para los asesinos.
El Cronista de Sevilla, el 17 de julio de 1888, publica una tabla con la cuantía de los socorros distribuidos a las familias de las víctimas y heridos. Una lista en la que tan solo figuran 61 personas.
Así contó lo sucedido el periódico La Coalición Republicana:
Imágenes de la película El Corazón de la Tierra. |
6.- Consecuencias de la manifestación y el aplacamiento de la opinión pública. Pánico y paternalismo, dos formas contrapuestas para un mismo fin.
Los hechos llegaron a las Cortes, en las que se les dedicaron varias sesiones. Los diputados cruzaron denuncias de todo tipo y nadie se explicaba cómo se llegó al extremo de la producción de tal horror. Hubo dos fuentes a favor de la Compañía: el periódico La Provincia y David Avery, archivero de la compañía, que utilizó los documentos de forma monopolizada para realizar sus investigaciones en defensa de la RTCL. Las voces que clamaban contra la compañía y las autoridades fueron incontables, tanto en prensa como en la calle. Nunca se dirimieron responsabilidades, ni se supo quién dio la orden de abrir fuego. En diciembre había un sumario de 2.000 folios sobre el Gobernador.
El 29 de febrero de 1888 se firmó un Real Decreto por el Ministro de la Gobernación, José Luís Albareda, en la regencia de Mª Cristina, por el que se prohibían las calcinaciones al aire libre. Ésto nunca afectó a las acciones de la Compañía, que duraron hasta el año 1907.
Tras estos sucesos la RTCL comprendió que tendría que multiplicar sus esfuerzos para hacerse con el control de la opinión de la calle, para que así no se volvieran a repetir acontecimientos similares. Hubo dos medidas principales: el miedo y el paternalismo.
Los días siguientes a la manifestación los obreros pasaron mucho miedo por el rastreo que se organizó para encontrarles. Las actuaciones de la Guardia Civil llegaron hasta los propios hogares. Las gentes hablan que muchos de los muertos fueron a causa de las heridas provocadas por las armas, de forma indirecta, pero que al no poder acudir a los servicios sanitarios para no delatar su presencia en la manifestación, muchos obreros murieron en sus casas. En este año 1888 hubo 12 despidos de trabajadores, una situación que las familias, que tenían la mina como único sustento no se podían permitir. Algunos autores cifran el total de despidos, muertes y desapariciones en el millar de personas. Los despidos trajeron la miseria y el hambre a la zona.
El Corazón de la Tierra (película) |
El diario La Provincia trató de hacer un paralelismo que muchos tomaron como cierto, e influir en la voluntad popular diciendo que sin las calcinaciones seguiría el hambre. De este modo y atizados por la miseria, muchos de los que pidieron el fin de las teleras ahora veían con buenos ojos su continuidad. Tan cruda fue la represión que los obreros tardaron 12 años en volver a manifestarse.
El otro método puesto en práctica para el control social fue el paternalismo. Los ingleses ofrecían a sus obreros toda clase de servicios gratuitos o a precio reducido: salud, economatos, viviendas, etc. Ante cualquier atisbo de movimiento social la RTCL amenazaba al obrero con quitarle sus beneficios. Un lujo que en aquella época nadie se podía permitir.
Así, con estos dos métodos la RTCL controlaba la voluntad del pueblo, una voluntad que hasta ese año 1888 había estado en manos de los líderes de opinión obreros y ecologistas que se habían unido, en la mayoría de las situaciones, para ofrecer mayores garantías de vida a todos los ciudadanos de la Cuenca Minera de Riotinto.
Aun con todo lo dicho, en esta época no se puede hablar, según el profesor Francisco Baena, de una verdadera opinión pública en la zona. Para Baena, “en Riotinto no se puede hablar de opinión pública hasta la segunda década del siglo veinte, período conocido como el Decenio Negro, porque fue un período de gran conflictividad social. En esos años se produjeron tres huelgas generales: 1913, 1917 y 1920 (esta última muy célebre y de gran impacto en todo el país). En 1910s fue también cuando se produjo lo que yo llamo la década dorada de la comunicación social en Riotinto: desarrollo de la prensa, celebración de mítines y asambleas, pasquines, diferentes líderes y grupos de opinión, etc. Confluyen otros factores necesarios para hablar de opinión pública: explosión demográfica, crecimiento de las tasas de alfabetización, etc.”
7.- Bibliografía
-Entrevista con Francisco Baena, profesor de Historia del Periodismo Universa en la Universidad de Sevilla. Experto en el movimiento obrero en la Cuenca Minera.
-Ferrero Blanco, Mª Dolores. “El 4 de febrero de 1888: la primera gran huelga minero agrícola de la historia contemporánea”. En 120 aniversario del Año de los Tiros. 4 de febrero de 1888-
2008. Las Teleras. Conflictos sociales. Causas y consecuencias.
-http://es.wikipedia.org/wiki/Maximiliano_Tornet
-Pérez López, Juan Manuel. La huelga de 1913 de Río Tinto, como paradigma de acción
colectiva desde los órganos de represión obrera.
-Reproducciones hemerográficas de los diarios de la época.
NOTA: Este trabajo monográfico acerca del Año de los Tiros fue realizada por el joven nervense José Manuel Torres Ayala como trabajo de facultad hace unos años. En la actualidad y ya licenciado en Periodismo, Torres Ayala se encuentra especializándose en Periodismo Político y ahondando en la investigación de tal suceso, 1888- el Año de los Tiros, que marcó el devenir de su tierra, la Cuenca Minera de Riotinto. Desde La Factoría nos sentimos agradecidos y orgullosos de tener a este joven periodista de futuro prometedor, José Manuel Torres Ayala entre nuestros colaboradores.
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