martes, 5 de febrero de 2013

Las teleras: los humos de la discordia(Juan Castilla Navas)

Teleras de Riotinto, 1904. Foto: J.Castilla en ValverdeDiario 
El gran desarrollo de la minería onubense se produce en el último tercio del sigloXIX cuando llegan a esta tierra las compañías extranjeras para explotar los yacimientos de sulfuros de la faja piritica ibérica.                                                                                                                                   
Las compañías más importantes por el volumen de sus explotaciones fueron inglesas: la Tharsis Sulphur and Cooper Company Limited, que en 1866 compró los derechos de explotación de las minas de Tharsis, y sobre todas,  la Rio Tinto Company Limited que el año 1873 adquirió a la 1ª Republica Española la concesión a perpetuidad de las Minas de Rio Tinto. El montante de la operación supuso para las arcas del tesoro 92.800.000 ptas. un balón de oxigeno para la economía española que prácticamente estaba en bancarrota.

El Reino Unido en plena revolución industrial, demandaba grandes cantidades de azufre y cobre para cubrir las necesidades de su industria química y metalúrgica. Las compañías inglesas llegaron y explotaron a gran escala los yacimientos de Tharsis y Rio Tinto. La Rio Tinto Company Limited se convirtió en una de las mayores empresas de Europa, y Rio Tinto en uno de los complejos mineros más importantes del mundo.                                                                     
Para tener una idea del volumen que alcanzaron las explotaciones, en 1875, al poco tiempo de llegar los ingleses a Rio Tinto, se extraían  de esta mina 112.000 Tm de mineral al año, de las cuales el 48% se exportaba y el 52% se trataba en Riotinto para la obtención del cobre. Once años después en 1886 se extraían 1.650.000 Tm al año, de las cuales se exportaba el 30% y el 70% se calcinaba al aire libre para obtener cobre.     
                                                                                    
El método empleado para obtener el cobre era el llamado de cementación artificial, que consistía en la calcinación al aire libre (en las llamadas teleras) de las piritas ferro-cobrizas. En aquella época la minería era una actividad muy contaminante y la calcinación al aire libre una de las operaciones más agresivas contra el medioambiente.

Las teleras eran montones en forma de tronco piramidal con una base de leña  o monte bajo como combustible, encima se situaba el mineral a calcinar, se prendía fuego al combustible, comenzando la calcinación lenta del mineral. La utilización de madera y monte bajo como combustible suponía una amenaza de deforestación en la zona y la emisión de grandes cantidades de CO2 a la atmosfera. La calcinación del azufre de las piritas suponía la emisión de toneladas de gases sulfurosos, unos gases irritantes que producían picores en los ojos  y atacaban las vías respiratorias. La humedad y el agua convertía estos gases en lluvia acida que atacaba a los bosques y a las cosechas haciendo inviable la vida vegetal,  siendo muy perjudicial para animales y personas. El producto obtenido por la calcinación de las piritas se pasaba por unas piletas de “aguas agrias” y por disolución e intercambio iónico precipitaba el cobre. Las aguas residuales de estos tratamientos pasaban a los arroyos, los ríos y las aguas subterráneas. (...) 
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