Locomotora clase H en fundicion con un tren de cubilotes de escoria (Foto: Paco Alcázar) |
Ya no le dicen adiós
al Río los fogoneros,
ni los viejos maquinistas
ni los sucios guardafrenos
que iban de Riotinto a Huelva
en los vagones traseros…
Ya no le dicen adiós
al Río los guardafrenos,
ni le cuentan los amores
que en su juventud tuvieron,
ni le recitan poemas
las largas noches de invierno.
Ahora, con el pulso roto
y el corazón medio seco
desempolvan en sus casas
aquellos dulces recuerdos,
y evocan sucias estampas
de cuando eran guardafrenos.
Antonio Perejil- Delay: Romancero del Tinto
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